Una alumna del Colegio San Juan Bosco impone la ceniza al párroco |
Es tiempo de conversión y en la
Parroquia Nuestra Señora de la Encarnación, inició como en muchas
parroquias a nivel mundial, con la imposición de la ceniza. Fue notable la participación de los feligreses
desde la primera celebración litúrgica de la mañana y se espera mas devotos para la tarde.
El
inicio de la Cuaresma
La imposición de la ceniza nos recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que nuestra vida
definitiva se encuentra en el Cielo.
La Cuaresma comienza con el
Miércoles de Ceniza y es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Cuarenta
días que la Iglesia marca para la conversión de vida.
Las palabras que se usan para la imposición de cenizas, son:
- “Concédenos, Señor, el perdón y haznos pasar del pecado a la gracia y de la muerte a la vida”
- “Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás"
- “Arrepiéntete y cree en el Evangelio”.
Origen de la costumbre
Animadores de la fe imponen la ceniza en apoyo al párroco |
Antiguamente los judíos acostumbraban cubrirse de ceniza cuando hacían algún
sacrificio y los ninivitas también usaban la ceniza como signo de su deseo de
conversión de su mala vida a una vida con Dios.
Las cenizas que se utilizan se obtienen quemando las palmas usadas el Domingo
de Ramos de año anterior. Esto nos recuerda que lo que fue signo de gloria
pronto se reduce a nada.
El miércoles de ceniza y el viernes santo son días de ayuno y abstinencia. La abstinencia obliga a partir de los 14 años y el ayuno de los 18 hasta los 59 años. El ayuno consiste hacer una sola comida fuerte al día y la abstinencia es no comer carne. Este es un modo de pedirle perdón a Dios por haberlo ofendido y decirle que queremos cambiar de vida para agradarlo siempre.
La oración
La oración en este tiempo es importante, ya que nos ayuda a estar más cerca de
Dios para poder cambiar lo que necesitemos cambiar de nuestro interior.
Necesitamos convertirnos, abandonando el pecado que nos aleja de Dios. Cambiar
nuestra forma de vivir para que sea Dios el centro de nuestra vida. Sólo en la
oración encontraremos el amor de Dios y la dulce y amorosa exigencia de su
voluntad.
Para que nuestra oración tenga frutos, debemos evitar lo siguiente:
La hipocresía: Jesús no quiere que oremos para que los demás nos vean llamando
la atención con nuestra actitud exterior. Lo que importa es nuestra actitud
interior.
La disipación: Esto quiere decir que hay que evitar las distracciones lo más
posible. Preparar nuestra oración, el tiempo y el lugar donde se va a llevar a
cabo para podernos poner en presencia de Dios.
La multitud de palabras: Esto quiere decir que no se trata de hablar mucho o
repetir oraciones de memoria sino de escuchar a Dios. La oración es
conformarnos con Él; nuestros deseos, nuestras intenciones y nuestras
necesidades. Por eso no necesitamos decirle muchas cosas. La sinceridad que
usemos debe salir de lo profundo de nuestro corazón porque a Dios no se le
puede engañar.
El sacrificio
Al hacer sacrificios (cuyo significado es "hacer sagradas las
cosas"), debemos hacerlos con alegría, ya que es por amor a Dios. Si no lo
hacemos así, causaremos lástima y compasión y perderemos la recompensa de la
felicidad eterna. Dios es el que ve nuestro sacrificio desde el cielo y es el
que nos va a recompensar.“ Cuando ayunéis no aparezcáis tristes, como los
hipócritas que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en
verdad os digo, ya recibieron su recompensa. Tú cuando ayunes, úngete la cabeza
y lava tu cara para que no vean los hombres que ayunas, sino Tu Padre, que está
en lo secreto: y tu padre que ve en lo secreto, te recompensará. “ (Mt 6,6)”
Conclusión
Como vemos, la ceniza no es un rito mágico, no nos quita nuestros pecados, para
ello tenemos el Sacramento de la Reconciliación. Es un signo de
arrepentimiento, de penitencia, pero sobre todo de conversión. Es el inicio del
camino de la Cuaresma, para acompañar a Jesús desde su desierto hasta el día de
su triunfo que es el Domingo de Resurrección.
Debe ser un tiempo de reflexión de nuestra vida, de entender a donde vamos, de
analizar como es nuestro comportamiento con nuestra familia y en general con
todos los seres que nos rodean.
En estos momentos al reflexionar sobre nuestra vida, debemos convertirla de
ahora en adelante en un seguimiento a Jesús, profundizando en su mensaje de
amor y acercándonos en esta Cuaresma al Sacramento de la Reconciliación
(también llamado confesión), que como su nombre mismo nos dice, representa
reconciliarnos con Dios y sin reconciliarnos con Dios y convertirnos
internamente, no podremos seguirle adecuadamente.
Está Reconciliación con Dios está integrada por el Arrepentimiento, la
Confesión de nuestros pecados, la Penitencia y finalmente la Conversión.
La confesión de nuestros pecados.- el arrepentimiento de nuestras faltas, por
sí mismo no las borra, sino que necesitamos para ello la gracia de Dios, la
cual llega a nosotros por la absolución de nuestros pecados expresada por el
sacerdote en la confesión.
La penitencia que debemos cumplir empieza desde luego por la que nos imponga el
sacerdote en el Sacramento de la Reconciliación, pero debemos continuar con la
oración, que es la comunicación íntima con Dios, con el ayuno, que además del
que manda la Iglesia en determinados días, es la renuncia voluntaria a
diferentes satisfactores con la intención de agradar a Dios y con la caridad
hacia el prójimo.
Es un tiempo de pedir perdón a Dios y a nuestro prójimo, pero es también un
tiempo de perdonar a todos los que de alguna forma nos han ofendido o nos han
hecho algún daño. Pero debemos perdonar antes y sin necesidad de que nadie nos
pida perdón, recordemos como decimos en el Padre Nuestro, muchas veces
repitiéndolo sin meditar en su significado, que debemos pedir perdón a nuestro
Padre, pero antes tenemos que haber perdonado sinceramente a los demás.
Y terminemos recorriendo al revés nuestra frase inicial, diciendo que debemos
escuchar y leer el Evangelio, meditarlo y Creer en él y con ello Convertir
nuestra vida, siguiendo las palabras del Evangelio y evangelizando, es decir
transmitiendo su mensaje con nuestras acciones y nuestras palabras.
Sugerencias para vivir la fiesta
- Asistir a la iglesia a ponerse ceniza con la actitud de conversión que debemos tener.
- Leer la parábola del hijo pródigo, San Lucas 15, 11-32 o el texto evangélico de San Mateo 6, 1-8.
FUENTE: http://es.catholic.net/
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